
No lo leas de un tirón. ¿Tienes un minuto o dos? Los capítulos que ocupan dos caras los lees en ese tiempo. ¿Te has cambiado de ropa y te dispones a salir? Mira el índice y elige el que veas más oportuno con lo que vas a hacer: “El primer trago de cerveza”, “La autopista de noche”, “Leer en la playa” (por cierto, ¿qué postura coges?) . ¿Llegas de clase o del trabajo y necesitas airear tu cabeza? Abre al azar como barajando las cartas y lee el que escoja tu pulgar.
Disfrutas con muchas cosas en tu día a día, pero nunca te has planteado por qué, o el qué exactamente; o a lo mejor no has caído que eso te hace dibujar una sonrisa de satisfacción y bienestar. Tienes puestas en palabras varias sensaciones, sucesos, circunstancias… que a ti también te encantan.
Es el momento de reconocer esas cosas o de quedarte mirando a un punto indeterminado mientras dices: “¡Ahí va, pues es verdad!”.

Este último libro me ha parecido muy sugerente, me lo apunto para el verano que se avecina, muchas gracias
Me gustaMe gusta