Acudí hace unos días a la presentación de este pequeño pero intenso libro de poemas. Los ojos van saltando de un haiku a otro cuando se lee, y se aprecia lo que comentó el propio autor en la Cafebrería AdHoc: cuando pasea y se detiene, cuando contempla algo, o ante la cotidianidad de cualquier suceso, saltan las palabras que lo describen.

Lenguaje preciso, al estilo auténtico japonés, al que le siguen otros poemas.

Un respiro para este Día Mundial de la Poesía.

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