Cuando comienzas a leer las páginas de Fosse, enseguida cabe percatarse de que hay algo que te conduce entre ellas, como si formaran una espiral de humo ascendente y descendente.
Ausencia de puntuación, reiteración de palabras o expresiones, y sin embargo, los ojos dejan de leer para contemplar el hilo de unos pensamientos entrelazados con el movimiento de los personajes.
Asle se tumba boca arriba y Alida se acerca y se tumba a su lado y él la abraza y luego dice que por la mañana se ha encontrado a madre Silja muerta en la cama y sus grandes ojos azules le llenaban el rostro entero, dice y abraza a Alida contra su cuerpo y desaparecen el uno dentro del otro y solo se oye un viento suave en los árboles y han desaparecido y se avergüenzan y matan y hablan y ya no piensan y después se quedan tumbados en el Peñasco y se avergüenzan y se incorporan y se quedan sentados en el Peñasco mirando el mar
Mira que hacer algo así el día que ha muerto madre Silja, dice Asle…
Por un lado, estamos en vigilancia ante lo que va sucediendo, tal es el poder evocador y de implicación, pero la paz y la serenidad no nos abandonan. Se nos muestran escenas duras, reflejo de la sociedad: de qué manera buscan alojamiento un par de adolescentes, donde la chica está a punto de dar a luz. De qué manera se suceden una serie de escenas donde el silencio se cuela entre la espiral de pensamientos ocultando (o mostrando) algo. De qué manera se siente la dureza del drama sin dejar de ser un sutil punto de luz.
… y Alida deslía uno de los hatillos y saca las cuatro mantas que tienen y prepara una cama en la proa y se envuelve bien y luego se tiende a escuchar cómo el mar le hace cosquillas a la barca y Alida se funde con el suave cabeceo y todo es cálido y bueno en la noche fría, y levanta la vista hacia las estrellas claras y la luna resplandeciente
Ahora empieza la vida, dice
Ahora nos adentramos en la vida, dice Asle
No creo que logre dormirme, dice ella
Aun así puedes descansar un poco, dice élSe está muy bien aquí acostada, dice ella
Qué bien que estés bien, dice él
Sí que estamos bien, dice Aliday entonces oye una ola romper y oye una ola alejarse…
Fosse elige este modo de escritura para hacernos ver que el arte, la expresión, la realidad, están por encima de la técnica. De este modo logra que los sucesos y sus pensamientos se infiltren en nuestra intimidad de modo sutil, pero mucho más efectivo.
… y se pregunta si llevará mucho tiempo allí, o si acabará de llegar, tendrá que quedarse mucho tiempo o lo soltarán pronto y podrá ver la luz del día, se pregunta, podrá andar pronto por la calle y volver a casa con Alida y el pequeño Sigvald, se pregunta, Alida y el pequeño Sigvald, y él, Asle, los tres, piensa, pero ya no se llama Asle, se llama Olav, y ni siquiera eso es capaz de recordar, se llama Olav, Alida se llama Åsta y el pequeño Sigvald se llama Sigvald y se sobresalta al oír unos pasos y oye una llave en la cerradura y se aparta y se sienta en el banco y espera que no sea el Verdugo que viene a buscarlo, no puede ser, no, él conseguirá volver junto a Åsta y el pequeño Sigvald, nadie logrará ponerle una soga al cuello y colgarlo en alto, por supuesto que no, que piensen lo que quieran, pero eso no ocurrirá nunca…
Al final, lo único que muestra el autor es una sucesión de cuestiones humanas, universales, y la posibilidad de aceptarlas conectando con nuestra intimidad: habla él, sin embargo, nos interpela y nos hace hablar a nosotros lanzando una mirada a nuestro alrededor.
Y nosotros, ¿qué?
