Sé que Irvin está molesto conmigo. Le he hecho daño con mi silencio.
En los foros, leo que hay que escribirlo, darle un nombre. Aceptar su existencia. La idea me parece artificial. Aun así, me paso varias horas buscando consejos. Me sentiría ridícula dirigiéndome a un ser que no significa nada para mí, que no quería. De todas formas, no te quería. No eres nada. No has sido nada. Tengo que parar de leer estas cosas porque cuanto más lo hago, más resuena: ¿quién habrías sido? ¿Te habría querido? No tuve que decidir, mi cuerpo lo hizo por mí.
He empezado a colaborar con Aceprensa y ésta es mi primera reseña. Aquí os dejo el link y otro pequeño fragmento del libro:
Me siento frustrada tanto por uno como por el otro. Exprimo medio limón para las náuseas, luego cojo una cucharada grande de mermelada. Anestesio mi lengua con el azúcar.
La ropa de Véra está tirada por el baño. Me desvisto mirando al espejo. El contorno de las venas vuelve a aparecer sobre la piel pálida. Pongo el agua muy caliente, tengo tanto frío. Me reprochas que no confie en ti, Véra, que te evite. Es que no sé qué contar de mí. No sabes todas las veces que hablé por ti, para que tu vida fuera más fácil. Te equivocas. Nunca he actuado por pena, sino para protegerte. Soy incapaz de hablar contigo porque no tuve fuerzas para quedarme. Voy a irme otra vez y necesito saber que al menos no me odias. No sabes cuánto te quiero.
Siempre estaré aquí para lo que necesites. Qué disparate.
¿Qué significa estar ahí para alguien? Yo nunca estoy para ti, ni lo suficiente para Irvin, y me siento incapaz de estarlo para un hijo.
