Reconozco que nunca había oído hablar de este autor. Me captó la portada, un cuadro que ya conocía y que me gustaba mucho.
Me prestaron el libro y me metí en él. Pensaba que se trataba de un autor oriental: para nada. Nacido en Birmania pero de familia escocesa, y que prontamente fue enviado a Inglaterra. Conoció a grandes escritores de la época, como Wilde, Waugh, Blyton…
Empezarás un relato y seguirás con el siguiente. Historias muy diversas aunque existe un hilo sutil que los recorre: la ironía, la crítica social con un sarcasmo muy «British». En ocasiones roza lo macabro quizá; el humor negro está presente. En otras, recurre al aire mítico o legendario otorgando cierta ficción realista al relato.
En un instante, la lástima que sentía por la bestia acosada se convirtió en el pavor salvaje de saberse en peligro. Las tupidas raíces de los brezos frustraron su atropellada carrera. Miró hacia abajo, tratando desesperadamente de avistar la llegada de los perros. Las enormes puntas de los cuernos ya estaban a pocos metros de ella, y en un petrificante fogonazo de pavor recordó la advertencia de Mortimer de que se cuidara de animales cornudos en la granja. Y entonces, con un violento latido de alegría, descubrió que no estaba sola: a pocos pasos había una figura humana, hundida hasta las rodillas en las matas de arándano.
-¡Espántelo! -gritó ella.
Pero la figura no hizo ningún ademán de respuesta.
Las astas le apuntaban recto al pecho, el acre olor del animal llenaba sus narices, pero tenía los ojos llenos del pavor de algo que había visto, distinto al de la muerte venidera. Y en sus oídos repercutía el eco dorado y ambiguo de la risa de un muchacho.
Difícil encontrar una muestra que condense todo lo que caracteriza a Saki. Pero la media sonrisa aparecerá repetidamente a medida que se avanza en la lectura…
