… rezas el padrenuestro en rumano, «que estás en los cielos…, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad…», pero tu corazón está petrificado y no se ablanda con las palabras de la oración a Cristo, y apenas has dicho Amén cuando te introduces la pistola en la boca, sientes por un instante el sabor a hierro en la lengua, apoyas el extremo en el paladar, oyes que un soldado te grita algo mientras corre hacia ti con los ojos desorbitados, y entonces aprietas bruscamente el gatillo y el mundo se hace añicos y tu vida se acaba y tu historia puede comenzar, trenzada con todas las historias que brillan como los hilos de oro en el eterno bastidor de los días y las noches.
Exuberante y rebosante de imágenes, leyendas, mitología, historia, ficción, historia bíblica, etc. Una lectura sola no basta, a menos que te quieras quedar con migajas por el camino.
Tudor ha nacido en el seno de una familia de criados en Valaquia. El mote con el que se le designa le perseguirá hasta el final: ¡Lombriz! Esta burla procede de la ocupación de su madre para ganar dinero: vender ese «remedio» para las lombrices intestinales.
La ambición de Tudor es ingente y no cesa de aumentar. En su recorrido por alcanzar el poder no tendrá problema en matar, usurpar, denigrar, torturar y apoderarse de mujeres sin fin. Tudor se transformará en Theodoros. Y Theodoros será Tewodros, el emperador de Abisinia.
En su deseo de obtener el poder, persigue por el mar la adquisición de las letras que componen «Savaoth»: esta palabra que sirve para nombrar a Dios se presenta como «puerta» para acceder a la anhelada omnipotencia.
Por otro lado, también pretende conquistar a la hermosa Stamitana, el amor de su vida pero robada por el Silfo. Con ese amor frustrado, se vuelca en la pasión desenfrenada por distintas mujeres, aunque algunas de ellas sí que consiguen su hueco verdadero en su alma.
El libro, ya completo, será leído, en el que todo se halla consignado, para abrir el proceso del mundo.
Estos versos que pertenecen al Dies irae se recitan en las misas de difuntos, y supone una llave para entender el modo de relatar esta historia, quién es el narrador, en qué punto de entrelazan lo onírico, lo legendario, lo real y lo vivencial, hasta generar una visión profunda de la intimidad humana con toda su complejidad.
La narración se muestra entremezclada con el realismo mágico, dominando con mano maestra los datos históricos, las historias del Antiguo Testamento, las tradiciones orientales y sus costumbres, la fauna y la flora… sumado a la descripción de sensaciones, torturas, sufrimientos… Todo de manera ciertamente plástica, y bella. Sin embargo, una belleza quizá provocadora, en ocasiones, desagradable.
El Archipiélago brillaba en todo su esplendor aquella tarde infinita. Nuestros ojos, los de los de arriba, ven eternamente el rostro irreproducible de la Divinidad, pero para los ojos de carne no hay paisaje más encantador que el del mar bañado en la luz.
