Como comenté de pasada hace unos días, estoy trabajándome mientras leo semana a semana El camino del artista de Julia Cameron. Son doce semanas para sacar pequeños monstruos que atacan la propia creatividad, para transformarlos en seguridades y ánimos, para detectar qué nos ayuda y qué nos desayuda…
Voy por la semana 3, y he fallado algunos días en las «páginas matutinas». La cita con mi artista interior se resiste aún, pero imagino que es un proceso… Temo ahora la vuelta a la vida cotidiana: quizá haya sido mala idea empezar en vacaciones, o quizás no, pero lo hecho, hecho está y no sirve de nada pensarlo.
Lo que sí que estoy intentando es ganar pequeños pulsos a la atención para abrirme a la contemplación: he vivido puestas de sol, amaneceres, saltos juguetones de delfines, conversaciones profundas… Sólo en el presente puedo ser creativa.



Mientras tanto, intento repetir en momentos de calma estos principios. No sé a dónde llegaré con esto, y prefiero no tener grandes expectativas. Lo que quiero es disfrutar del camino sin esperar a que el fin sea algo concreto.
Principios básicos
1. La creatividad forma parte del orden natural de la vida. La vida es energía: pura energía creativa.
2. Hay una fuerza creativa que subyace a todo cuanto vive, incluidos nosotros mismos.
3. Al abrirnos a nuestra propia creatividad nos estamos abriendo a la creatividad del Creador, que está presente en nosotros y en nuestras vidas.
4. Nosotros somos creaciones y a la vez estamos destinados a mantener la creatividad siendo creativos.
5. La creatividad es un regalo de Dios. Usarla es el regalo que nosotros le devolvemos a Dios.
6. Negarse a ser creativo es obstinarse en contra de nuestra propia naturaleza.
7. Cuando nos abrimos a explorar nuestra creatividad, nos abrimos a Dios: el buen camino.
8. Al abrir un canal entre nuestra creatividad y el Creador se producen cambios sutiles aunque poderosos.
9. No hay que temer por abrirse a una creatividad cada vez mayor.
10. Nuestros anhelos y sueños creativos proceden de una fuente divina. Cuando nos acercamos a nuestros sueños, nos acercamos a la divinidad.
