Nadie sin alas tiene el poder de captar lo que está cerca. Las alas nos lo da lo real, lo real contemplado de cara, de frente, tal y como es, necesariamente no conforme a nuestros deseos.
Posiblemente haya publicado hace tiempo esta breve cita de Christian Bobin en Autorretrato con radiador, pero no podía evitar volver a traerlo ahora: la necesidad de tener unas alas que nos permitan sobrevolar la vida. No la fantasía ni lo irreal, ni la mera comedia o tragedia. No, la vida misma, drama, donde confluyen alegrías, pasiones e ilusiones con sinsabores, sufrimiento y desarraigos.
No una venda que nos tape los ojos. No una caja donde meter el corazón o la mente. Sino alas, para poder ver con perspectiva o para acercarse cuando sea necesario. También para poder ver el sol y la luna a los ojos, con sus luces y sus sombras.
