Los hermanos Karamázov, de F. Dostovievski

Una situación cruda, ninguno de los tres hijos quiere a su padre. Éste siempre ha vivido indiferente hacia ellos: no les importa lo más mínimo. Y cada uno de los hijos ha elegido un camino… No obstante, la tensión se desencadena tras la explosión de un odio ya irrefrenable. El padre, Fiodor, y su hijo mayor, Dmitri, intentan seducir a la misma mujer.

Las palabras se vuelven ácidas y mortales en los desencuentros que tienen. Hasta que Fiodor aparece asesinado. Todo parece indicar que el criminal ha sido su hijo Dmitri, el cual había profesado numerables veces su odio hacia él y su gusto por matarle. Pero él no ha sido. Otro sospechoso es el segundo hijo, Iván, un racional y ateo convencido.

Como contrapunto a estas personalidades tan pasionales, está Aliosha, el hijo pequeño. Se ha entregado a una vida monástica y aporta las razones espirituales a los distintos comportamientos y reacciones. Se mantiene cerca de la luz, mientras que sus hermanos se despeñan por la amargura y el dolor desesperado. A Iván comienza a rozarle la locura…

¿Quién es el asesino? ¿Quién cargará con la pesada culpa? Todos cargan de alguna manera con ella. ¿A esto les ha conducido la indiferencia de su padre? ¿El amor es capaz de limpiar una mancha al parecer irreparable?

Dostovieski dibuja al detalle el corazón humano, con sus luchas y sus bajas pasiones, sus anhelos y sus miserias… Refleja el pensamiento de muchas personas a lo largo de los siglos. Pone ante nuestros ojos las acciones que podemos llevar a realizar movidos por el odio o el deseo egoísta. Describe reacciones que nos ahogan en la oscuridad, o que nos levantan dispuestos a seguir caminando.

Tras leer la última página, sólo queda cerrar los ojos ante esta obra magistral donde quedan retratados los hombres y mujeres de todos los tiempos, de todos los lugares. Sólo queda asumir lo leído en silencio, e inclinarse ante la redención del amor.