«Estoy leyendo Cartas a su madre, de Antoine de Saint-Exupery. No hay más remedio que dejarse llevar… toca la nostalgia…y la infinita ternura de este hombre.

En el prólogo unas palabras de Tierra de Hombres:

¡Ah! Lo maravilloso de una casa no es que nos albergue o nos abrigue, ni que se posean sus muros, sino el que, lentamente, haya depositado en nosotros sus provisiones de ternura; que ella forme, en el fondo del corazón, ese macizo oscuro del cual nacen los sueños como el agua nace de una fuente

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