«Mi memoria sólo dura 90 minutos».
Esta nota la tengo enganchada en mi chaqueta. Es un constante recordatorio de algo que sé y dejo de saber: algo que no debería «olvidar». Tuve un accidente de coche y mi memoria falla desde entonces: sólo recuerda de forma intacta hasta esa fecha, pero ahí se ha quedado atascada… Únicamente 90 minutos.
Junto a este papel, tengo otros que contienen cosas que considero que no debería olvidarme. Por ejemplo, esta chica nueva que ha venido a trabajar en mi casa. No sé si cada día le he preguntado lo mismo. Por eso, me dibujé en un papel su caricatura: así sé que ya la conozco, aunque cada 90 minutos es nueva para mí.
Mi refugio son las matemáticas, donde me siento seguro. Soy solamente una máquina de hacer números y resolver problemas.
Cada 90 minutos… siento que esta mujer es especial. El problema es que cuando estoy a punto de descubrir por qué, se me olvida qué dice o qué hace. Y de repente… aparece su hijo. ¡Y le empiezo a enseñar matemáticas! Una nota más. A los dos nos gusta el fútbol y me han reservado una sorpresa… Pero, llevo muchos años sin salir de casa: sólo soy una máquina, no puedo recordar nada, no soy capaz de sentir. No soy nadie…
Empiezo a notar tristeza en sus ojos… ¿qué tratan de hacer día a día por mí? ¿Qué sentimientos nacen en mí para volver a apagarse?
¿Disminuye la duración de mi memoria?
