Asombra de qué manera un lenguaje que alcanza un gran lirismo puede narrar situaciones salvajes, e incluso brutales.
No hay nombres, no hay fechas, no hay lugares reconocibles… El protagonista es «el niño» o «el muchacho» y su meta es escapar de su pueblo. ¿Cuál es el motivo? La causa se va destapando paulatinamente, como si se tratara del telón en un teatro, provocando que el lector se tape la boca horrorizado al deducir lo que ocurre.
El hombre que lo ayuda no pasa de ser «el viejo», «el pastor» o «el cabrero».
Respiramos el desasosiego, el olor de la podredumbre y la mezquindad… Palpamos la lucha por la superivencia, la sed, los dolores… Se nos abre un dilema que nos puede ayudar a comprender a otros o a nosotros mismos: ¿la violencia llama siempre a una mayor violencia? ¿Se puede responder de otra manera?
Tengo 31 años, y soy Licenciada en Filología Hispánica (con la especialidad de Lengua). Una de mis pasiones es la lectura: aprender todo lo que me muestra un libro, desde una cultura o época desconocida hasta formas de ser con las que tropiezo diariamente. Las páginas de un buen libro me ayudan a conocerme a mí misma, a los demás... creciendo en un autoconocimiento que es apoyo para enfrentarme a mis realidades y circunstancias; y fortaleciendo una empatía con personas que, quizá, de modo natural nunca me hubiera acercado... Mi segunda pasión: escribir. Lo que veo, lo que vivo, lo que siento, lo que oigo... Transformar las imágenes de un pensamiento en palabras que pueden ser reconocidas por otros, para vivirlas más intensamente.
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Un comentario sobre “Intemperie, de Jesús Carrasco”
Impresionante novela, estoy de acuerdo
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