He estado durante meses leyendo este primer volumen de poesía de Jon Fosse y me ha dejado pensativa, o más bien, rumiante.

Fosse escribe literatura, no historias; escribe sobre la humanidad, no personajes; escribe una experiencia y un ambiente, no conocimiento. Juega con los signos de puntuación, los guiones, la combinación de palabras poco usual o con aparente poco sentido de significado… Los pensamientos y las palabras quedan en suspensión en numerosas ocasiones.

Dejo unos cuantos poemas…

Primero:

estás parada en la luz de tu rostro

donde un nuevo silencio

ha comenzado a trabajar

no cuentas historias, todo queda

en leves destellos pactados

de un contexto

demasiado luminoso para ti           es así

como puedes volver a contar tus iluminados contextos, suave                     suave

mientras la noche canta sus soles

(y tendrás, en breve, que incorporarte al gran movimiento en el que el día llega con su congoja)

Segundo:

¿quién escribe? ¿escribo yo

o hay algo en mí que escribe y que escribe mi texto

a través de mí? quizá sea yo quien escribe

si soy yo quien escribe

es un yo que, cada vez, es distinto, porque en los movimientos del texto siempre hay

un yo que escribe y este yo no soy yo

o quizá sí sea yo

pero es un yo tan distinto cada vez

que no puedo ser yo

si soy yo quien escribe

yo es todos estos yoes distintos

que aun así, en cada texto, son un yo claro, porque

es así: si quiero escribir

y estar cerca de lo que no es

tiene que haber un yo claro

o perceptible en toda su falta de claridad

y este yo solo está presente

precisamente en lo que se escribe o se ha escrito y luego

desaparece

Tercero:

oye cómo se mueve la lluvia

oye cómo palpita el corazón

oye cómo desaparecen las ideas

¿oyes la lluvia venir?

(un color ve colores en la lluvia)

¿oyes la luz de la piedra?

(¿y dónde tendrá la piedra su barro?)

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