Una nueva colaboración propia… Gracias por compartir un poema tuyo, que conviene leerlo repetidamente para captarlo.

 

Aquí te dejo otro de esos viajes que describes, de vuelo corto y suave, sin más…

«Preciosas aquellas horas en la declinación
dominadas por intervalos de tic-tac
acrecienta un vencido silencio ubicuo.
Alentador intervalo que a ráfagas aviva una dulce brisa,
conforta al alfeñique susurro haciéndolo fluir cómodo
de esquina a esquina de la casa apaciguada.

Suaves ritmos nocturnos sumidos en suspenso sencillo:
respiración pausada, latido en cuerpo desvanecido
entre el sosegado correveidile de los recuerdos entrelazados,
se dan paso decorosamente… delicada sincronía en el espacio:
admitir fresca hierba de un parque en la yema de los dedos, un día de sol a la sombra de un árbol, al contacto con la mesa de mármol; admitir la desordenada fragancia de Trastevere, tras el cuadro de artista callejero; admitir el anochecer madrileño despuntando en la cúpula de San Francisco, impregnado
en la anaranjada pintura de la pared; admitir, a fin de cuentas, la mezcla
extraviada por los pasillos con boba sonrisa».

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