Empieza noviembre con el recuerdo y la mirada de aquellos que nos han precedido y que nos aguardan.
Se me vino a la mente esta obra de Manrique para comenzar de la mano de esta mirada: una reflexión sobre nuestra vida que es un río, en el que hay cambios, tiempos de sequía y de abundancia, de rápidos y de estanques.
El tiempo no para… hasta que lleguemos al mar. Y no tiene por qué existir pesimismo ante esta idea: únicamente, fijar mirada y colocar el timón hacia lo que queremos que sea, hasta convertirnos en lo que deseamos. Ahí estará la felicidad esperando.
Os invito a leerlo despacio, caminando de la mano de todos aquellos a los que invoca el autor…
Este mundo es el camino para el otro, que es morada sin pesar; mas cumple tener buen tino para andar esta jornada sin errar. Partimos cuando nacemos, andamos mientras vivimos, y llegamos al tiempo que fenecemos; así que, cuando morimos, descansamos.
ELVIRA