Se me ocurrió esta palabra para plantear en el reto literario de mi grupo de WhatsApp… y aquí está: muchas veces el «ya» es enemigo del mejor momento, y merece la pena esperar.
Éste únicamente es uno de esos instantes.
Suspiro el para-qué mientras fumo los así-por-ahora. Me interpela con tu mano, la mueves despacio bailando con mi humo expulsado. Deseo que llegue… Ya, pronto. Pero sigues quieto, siendo la mirada del no-me-voy. Al menos rozarte y tranquilizar mi sed áspera. Únicamente. Es un paso; un leve movimiento, y se cumpliría. Pero permaneces inmóvil, meciendo mi anhelo en la curva de tus labios. Busco la entrada del instante… Desconozco cuándo, y de dónde. Pero tú confías, pues será el mejor siendo. Y me susurras un sutil cambio: "Abandona tu ser sujeto". Deja de ser lo que eres. Quítate esa ropa del venga-ya y del ahora-mismo. Y cuando alzo los ojos del no entendimiento, me levantas mis dedos, y con ellos acaricio tu espera ya cumplida. El instante acaba de acudir. "Ya tienes tu deseo del para-qué". Y es entonces cuando respiro de la curva de tus labios.