Inocentes palabras en prosa que esconden una fuerte carga lírica con un objetivo: navegar entre los recuerdos de infancia, llegando a los límites de la memoria y del sufrimiento.
Grover es un niño que ha perdido a su hermano: trata de «entender» su muerte, y lo hace con recuerdos que se iluminan y apagan, mientras camina por la ciudad, recibiendo todo a modo de sensaciones.
Una novela corta, ágil y envolvente, con un mensaje: el desorden temporal.
“Aquí está la Plaza, aquí la permanencia y aquí el tiempo, y todo esto sigue siendo como siempre ha sido, excepto yo”.
Tengo 32 años, y soy Licenciada en Filología Hispánica (con la especialidad de Lengua). Una de mis pasiones es la lectura: aprender todo lo que me muestra un libro, desde una cultura o época desconocida hasta formas de ser con las que tropiezo diariamente. Las páginas de un buen libro me ayudan a conocerme a mí misma, a los demás... creciendo en un autoconocimiento que es apoyo para enfrentarme a mis realidades y circunstancias; y fortaleciendo una empatía con personas que, quizá, de modo natural nunca me hubiera acercado... Mi segunda pasión: escribir. Lo que veo, lo que vivo, lo que siento, lo que oigo... Transformar las imágenes de un pensamiento en palabras que pueden ser reconocidas por otros, para vivirlas más intensamente.
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2 comentarios sobre “El niño perdido, de T. Wolfe”
Y tan grande….!!!!!ni una palabra de más, ni una de menos…..
Y tan grande….!!!!!ni una palabra de más, ni una de menos…..
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Un grande de las letras…
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