En esta ocasión quiero compartir unas líneas de Pedro Salinas que leí hace tiempo. No sólo es un poeta excepcional por su capacidad de concentrar conceptos amplios y abstractos en palabras precisas y por su musicalidad. Ha escrito numerosos ensayos acerca de «la palabra», del hecho literario, de la necesidad del lenguaje para conocerse a uno mismo y el entorno, etc.

Últimamente mis oídos han escuchado una y otra vez esta frase o sinónimas: «no tengo tiempo». Y siempre me viene a la cabeza la actitud de aquellas personas que conozco realmente ocupadas: se paran, escuchan, preguntan, saben cambiar sus planes si es necesario por los demás… Se nota que llevan ritmo, pero sin correr y sin tropezar con la gente que les rodea.

De nuevo, un análisis concreto y profundo por parte de Salinas, que logra dirigir su mirada más allá de las palabras, de los rostros, de las circunstancias…, provocando una reflexión en su lector: en mí, y quizá en ti.

Resultado de imagen de el tiempo

«¿Será cierta esa presunción, que hace pavonearse de orgullo al individuo contemporáneo, de que no tiene tiempo, de que le falta el tiempo para todo, tras la cual se sobreentiende que está muy ocupado y le solicitan mil tareas del mundo? Es este alarde de los más comunes, y todos, grandes y menudos, lo repiten, como contraseña para ingresar en el cerco de los importantes. Yo llevo muchos años buscando personas conversables, amables, que no me salgan a las primeras de cambio con la usada monserga: “Sí, pero tengo tan poco tiempo… Ando tan mal de tiempo…”. ¡Qué novedad, qué sorpresa el dar con una persona que no regatee el minuto, ni escatime las horas, y que teniendo en sí algo, o mucho, de valioso, no lo defienda y lo escude avaramente tras la rodela de su reloj! Porque el reloj se lleva ahora en la muñeca, como el guerrero antes el broquel, y se alza contra el osado que nos demande dos minutos de atención, para parar el golpe. Y el caso es que nadie duda de esa afirmación, sea el que fuese el que la profiere. Confieso que yo, sin duda por naturaleza suspicaz y receloso, no puedo por menos de maliciarme algo cuando tal o cual prójimo, notoriamente incapaz de hacer nada, me asegura que no tiene tiempo para algo».

Un comentario sobre “El defensor

  1. Hola Elvira! Me parece muy acertada la cita que nos has dejado en tu blog!! Desde luego a mí me sirve de mucho.Estoy totalmente de acuerdo, y, además, es algo sobre lo que todos tendríamos que reflexionar. El «no tengo tiempo» es una muletilla que, como bien deja reflejado Salinas en el texto que has compartido, se ha vuelto muy común «como contraseña para ingresar en el cerco de los importantes…» No he podido evitar sonreírme al leer esta frase cargada de razón. Que escudo más poderoso el decir «no tengo tiempo», la excusa perfecta de la que prácticamente nadie duda. En fin, muchas gracias por compartirlo,tic, tac, tic, tac…

    Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s