Hoy retomo la publicación de algunos poemas escritos hace tiempo… Al leer éste una persona me preguntó: ¿te lo has imaginado o lo has vivido? Puedo responder que ambas cosas: viví la situación de una persona tan de cerca que como si hubiera sido experiencia propia. Traté de meterme en su interior para lograr una identificación en palabras de sus sentimientos y pensamientos. Para encontrar una definición que explicara un poco su estado, y poder entenderlo.
«Sostiene un cigarro entre los dedos.
Observa el humo
vacilante y tenue.
Lo gira, y unas cenizas caen.
Ahora contempla esas motas grises,
apagadas, mortuorias.
Las dispersa con el pie
y arroja el cigarrillo aún encendido.
Un paso. Y otro. Y otro.
Mira sus pies:
la punta se alza, luego el talón la somete.
Pies sin rumbo.
Examina sus manos:
nervudas y francas,
burlonas y duras.
Manos sin propósito.
Ese juego de punta-talón se detiene.
Ese movimiento de las manos se suspende.
Sí… quizás.
Cierra los ojos fuertemente;
tras unos segundos
los abre con ansiedad.
Buscan, investigan, tantean.
Ve caras, sonrisas, ojos.
Se encuentra con cuerpos, manos, pies.
Le miran y le sonríen,
le saludan y le hablan.
Mas él no atiende, sólo arruga el ceño extrañado.
Tantas caras, tantos cuerpos…
y yo… uno, solo, único.
Torna a mirar sus pies, manos.
Cierra los ojos y busca dentro.
Se vuelven sus pupilas
buscando, investigando, tanteando.
Mi cabeza está enloqueciendo,
¿qué veo, qué noto?
¿Qué dejo de ver, qué dejo de notar?
Les miro
y no puedo llegar a ellos.
Me sonríen
y no me alcanzan.
Sí… quizás.
Lo estoy palpando.
Su cabeza enloquece,
su corazón se rompe.
… Soledad…»
Me ha encantado,podrías compartir con los seguidores del blog más poesías tuyas?, muchas gracias
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