Hace unas semanas, publiqué una entrada acerca de un libro: La historia de mi vida de Helen Keller. Se refleja aquella lucha de una niña ciega y sorda por conquistar el mundo de las palabras, de los conceptos… en definitiva, del conocimiento, que es lo que da luz a nuestras mentes y sonido a nuestros espíritus.
Quiero destacar un fragmento del libro hoy: Día Mundial de la Poesía. Procede de una de las cartas que escribió ella y que se conservan. Explica de forma sencilla el proceso que sigue el escritor para «hacerse». Quizá nuestro deseo de escribir necesite de la guía de los grandes autores: imitándoles en cierto modo se logra conquistar poco a poco el universo de las palabras. Nos inducen a fomentar la admiración, el asombro, elemento básico para querer inmortalizarlo en unas letras. Y nos ayudan a conocer aquellas palabras que son las precisas para describir la idea o la realidad que queremos plasmar…
El escritor se va forjando paulatinamente… y no lo hace solo.
Mis precoces composiciones me sirvieron de gimnasia intelectual. Como todos los niños y demás personas indoctas, aprendí por asimilación e imitación a expresarme con palabras las ideas. (…) Decía Stevenson que el joven escritor instintivamente se esfuerza por copiar lo que le parece más admirable, y su admiración cambia de objeto con asombrosa versatilidad. Los mejores autores necesitan largos años de práctica, para aprender a dirigir las legiones de palabras que entran en tropel por cada senda del pensamiento. (…) Escribir se parece a un rompecabezas chino. Tenemos en la mente un dibujo que deseamos reproducir con palabras; pero las palabras no encajan en los huecos, o, si encajan, no concuerdan con el diseño. Pero seguimos intentándolo, porque sabemos que otros lo han logrado, y no estamos dispuestos a reconocer la derrota.
Sí… nunca se está completamente solo. Y a veces es un camino muy difícil.
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Sí que lo es… Y a veces te encuentras con la incomprensión. Pero la sensación que queda dentro (más potente que la simple satisfaccion) compensa todo…
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Por supuesto, Elvira. Una relación agridulce. — Compensa todo.
Gracias por compartir (y por escribir).
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Gracias igualmente a ti
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