Nueve cartas que el autor escribe desde el monasterio de Veruela, frente al Moncayo, donde pasó una temporada para descansar y recuperarse de una enfermedad. En las primeras cartas Bécquer plasma sus experiencias, el viaje desde Madrid, su traslado en carro hasta el monasterio, describe los lugares, situaciones, personas que encuentra y sus pensamientos ante todo lo que le rodea, así como la añoranza que siente al haber dejado a sus amigos y su trabajo.
Me encantaron las tres primeras cartas, especialmente la tres que me pareció bellísima, el resto de las cartas son leyendas del castillo de Trasmoz, de las brujas de la zona y la fundación del monasterio.
Bécquer es para la literatura lo que Miguel Ángel para el arte. Miguel Ángel sabe que su obra está dentro del bloque de mármol, él sólo tiene que retirar lo que sobra; Bécquer dirá: «Escribo como el que copia de una página ya escrita».
Tengo 32 años, y soy Licenciada en Filología Hispánica (con la especialidad de Lengua). Una de mis pasiones es la lectura: aprender todo lo que me muestra un libro, desde una cultura o época desconocida hasta formas de ser con las que tropiezo diariamente. Las páginas de un buen libro me ayudan a conocerme a mí misma, a los demás... creciendo en un autoconocimiento que es apoyo para enfrentarme a mis realidades y circunstancias; y fortaleciendo una empatía con personas que, quizá, de modo natural nunca me hubiera acercado... Mi segunda pasión: escribir. Lo que veo, lo que vivo, lo que siento, lo que oigo... Transformar las imágenes de un pensamiento en palabras que pueden ser reconocidas por otros, para vivirlas más intensamente.
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2 comentarios sobre “Cartas desde mi celda, de Gustavo Adolfo Bécquer”
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Recuerdo que me encantó este libro. Desde entonces tengo pendiente un viaje a Tarazona para conocer el lugar dónde lo escribió. Saludos.
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