Inocentes palabras en prosa que esconden una fuerte carga lírica con un objetivo: navegar entre los recuerdos de infancia, llegando a los límites de la memoria y del sufrimiento.

Grover es un niño que ha perdido a su hermano: trata de «entender» su muerte, y lo hace con recuerdos que se iluminan y apagan, mientras camina por la ciudad, recibiendo todo a modo de sensaciones.

Una novela corta, ágil y envolvente, con un mensaje: el desorden temporal.

 “Aquí está la Plaza, aquí la permanencia y aquí el tiempo, y todo esto sigue siendo como siempre ha sido, excepto yo”.

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                                  ELVIRA

2 comentarios sobre “El niño perdido, de T. Wolfe

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