Entre las personas que más admiro se encuentra Helen Keller. Ya publiqué una reseña de su libro, La historia de mi vida, donde explica cómo aprendió a hablar, a escribir… habiéndose quedado prontamente sorda y ciega. Y no sólo fue capaz de comunicarse con el mundo y de entenderlo, sino que dejó de ser la pequeña salvaje en que se convirtió debido a que le resultaba imposible establecer cualquier tipo de relación.
Gracias a Anna Sullivan, logró llegar hasta el título universitario, y fue escritora, dio conferencias y defendió el sufragio femenino.
Quisiera destacar una de sus múltiples frases que han quedado guardadas en el archivo humano universal:
La vista es la función de los ojos, pero la visión es la función del corazón
Añado un fragmento de su autobiografía en el que refleja el esfuerzo por escribir, válido también para cualquier escritor:
Mis precoces composiciones me sirvieron de gimnasia intelectual. Como todos los niños y demás personas indoctas, aprendí por asimilación e imitación a expresarme con palabras las ideas (…). Decía Stevenson que el joven escritor instintivamente se esfuerza por copiar lo que le parece más admirable, y su admiración cambia de objeto con asombrosa versatilidad. Los mejores autores necesitan largos años de práctica, para aprender a dirigir las legiones de palabras que entran en tropel por cada senda del pensamiento (…). Escribir se parece a un rompecabezas chino. Tenemos en la mente un dibujo que deseamos reproducir con palabras; pero las palabras no encajan en los huecos, o, si encajan, no concuerdan con el diseño. Pero seguimos intentándolo, porque sabemos que otros lo han logrado, y no estamos dispuestos a reconocer la derrota.
Y os dejo un par de vídeos que narran brevemente su vida: