Bobin recrea su infancia entre tonos poéticos y sutiles, entre imágenes sensoriales y metáforas mágicas. Nació en Le Creusot (Francia) y, desde que llegó al mundo, se define así, como un prisionero: esclavizado por las lecturas, iba de un sitio a otro de su casa para volver a esos mundos infinitos.
Afirma que un ángel le cerraba la puerta, queriendo explicar cómo una fuerza externa a él lo empujaba a encerrarse con los libros, o con su observación simplemente.
El ángel me arrebataba la vida. La reencontraba en los libros.
Sólo hay que abrir estas páginas y dejarse dirigir por sus palabras hasta notar la nieve, las flores, la piedra… Un niño reservado, y con un mundo interno extenso. Nos invita a pasearnos por su alma, su familia y su ciudad…
… porque no hay nada que ver, los ojos se empiezan a abrir y las visiones se multiplican.
Una invitación a mirar de esta manera en nuestro entorno.

Elvira