Un buen intento para acercar dos opuestos, la vida y la muerte, con la pregunta acerca de su sentido.
El protagonista retoma el contacto con un profesor de la universidad, enfermo de ELA, y comienza a visitarle cada semana. El encuentro se llena de preguntas y reflexiones, desalientos y ánimos… Resulta paradójico, pero el enfermo aconseja y conforta al joven con sus palabras: sólo quien está al borde de vivir uno de los misterios del hombre dándole sentido es capaz de hablar así.
No obstante… sabe a poco. Quizá porque me leí antes La última lección o El hombre en busca de sentido. Por tanto… aconsejo invertir el orden, o no llenarse de expectativas (quizá fuera el otro error).
Tengo 32 años, y soy Licenciada en Filología Hispánica (con la especialidad de Lengua). Una de mis pasiones es la lectura: aprender todo lo que me muestra un libro, desde una cultura o época desconocida hasta formas de ser con las que tropiezo diariamente. Las páginas de un buen libro me ayudan a conocerme a mí misma, a los demás... creciendo en un autoconocimiento que es apoyo para enfrentarme a mis realidades y circunstancias; y fortaleciendo una empatía con personas que, quizá, de modo natural nunca me hubiera acercado... Mi segunda pasión: escribir. Lo que veo, lo que vivo, lo que siento, lo que oigo... Transformar las imágenes de un pensamiento en palabras que pueden ser reconocidas por otros, para vivirlas más intensamente.
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Un comentario sobre “Martes con mi viejo profesor, de M. Albom”
Estoy de acuerdo es un libro con más perspectivas que contenido, yo acababa de leer Resucitar de Christian Bobin, sobre la muerte de su padre, y no tiene color, ni en la forma ni en el fondo.
Estoy de acuerdo es un libro con más perspectivas que contenido, yo acababa de leer Resucitar de Christian Bobin, sobre la muerte de su padre, y no tiene color, ni en la forma ni en el fondo.
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